En los últimos días, se llevó a cabo la 8ª Conferencia Anual Global de la Agencia Internacional de Energía (IEA) en Versalles, donde se abordaron temas clave relacionados con la transición hacia un futuro de bajas emisiones de carbono y la importancia de una colaboración más estrecha entre gobiernos, la industria y el sector tecnológico. Con la participación de ministros de energía de más de 30 naciones, incluido el Vicepresidente de la Comisión de Reforma de China, Zheng Gaoli, este evento fue un hito significativo en el camino hacia la sostenibilidad y la acción climática.
Durante la conferencia, se destacaron diversas discusiones sobre soluciones innovadoras, la transición energética y el papel fundamental que desempeñará la digitalización en la resolución de los desafíos actuales. La apertura de la IEA a más del 70% de la demanda global de energía muestra un claro compromiso para acelerar la transición hacia un futuro de bajas emisiones de carbono. Sin embargo, se reconoció que el camino por delante no es sencillo y existen desafíos clave que deben enfrentarse.
Uno de los desafíos identificados es la complejidad de mapear y comprender el panorama energético actual. Aunque los mercados de energía, incluso en países sofisticados como Estados Unidos, se basan en redes localizadas de transmisión y distribución, la generación de energía renovable se encuentra en ubicaciones geográficas distantes de la infraestructura existente. Por lo tanto, es necesario desarrollar nuevas redes y sistemas que conecten eficientemente estas fuentes de energía renovable al sistema global. Esto requiere un nuevo enfoque de mapeo de recursos y demanda para identificar las mejores formas de impulsar el cambio hacia una economía baja en carbono.
Otro desafío importante se presenta en el desarrollo eficiente de los recursos renovables. A pesar de tener vastos recursos solares, hidroeléctricos y eólicos, muchas regiones, especialmente en África, aún no han logrado desarrollar plenamente su potencial. Esta falta de desarrollo deja a estas naciones vulnerables al cambio climático y sus impactos, como los crecientes niveles del mar que amenazan las ciudades costeras. Por otro lado, en el norte de Europa, los gobiernos se enfrentan a desafíos para gestionar los picos de energía generados por la energía eólica. Estos desafíos requieren la implementación de tecnologías de baterías y otras soluciones innovadoras para equilibrar la oferta y la demanda de energía renovable.
Aunque existen tecnologías y oportunidades locales para optimizar el uso de energías renovables, es necesario un marco regulatorio sólido que promueva la adopción y el avance de estas soluciones. La implementación de regulaciones efectivas puede llevar tiempo y esto puede generar retrasos en la descarbonización, lo cual representa un desafío tanto para las comunidades locales como para las empresas e inversores del sector energético.
La conferencia de la IEA fue solo el comienzo de una discusión más amplia sobre la digitalización y su papel en la descarbonización del panorama energético. Empresas y expertos tecnológicos se encuentran comprometidos en apoyar la innovación y desarrollar nuevas formas de optimizar la sostenibilidad en todas las industrias. Se espera que los compromisos colaborativos alcanzados en esta conferencia se fortalezcan aún más en eventos futuros, como la próxima Conferencia de las Partes (COP28), en la cual se buscará avanzar hacia soluciones más sólidas y efectivas en la lucha contra el cambio climático.
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